martes, 21 de diciembre de 2010

Desde dónde para vos

Hay olor a noche, o a pasto mojado.
Y yo siento que todo está titilando.

No hay una luz que encandile ni me manche los ojos.

Todo esto está pasando y es tenue.

Se esconde de mí, que me acuesto a su lado

Se dibuja entre las horas y está torcida.

Te vas moviendo, pero yo te sigo desde el viento. Y las estrellas no son otra cosa que mis pasos amurados en el cielo para que sepas que te estoy buscando.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La brisa que entraba por la ventana acariciaba sus cuerpos desnudos.
Silvina, sentada en la cama, y sus ojos clavados en un punto, que no me atrevo a decir fijo. Un punto, pero en otro lado. Era evidente que no estaba mirando el piso de la habitación.
Ese aire que entraba, materializaba el silencio que inundaba la pieza; pero no los ahogaba.
Al contrario. Era ese aire de espacio, de respiración.

-¿Y si me matás? En definitiva voy a morir algún día. Hasta quizás mañana mismo, y atropellada por un colectivo. Un colectivo que lleva gente a trabajar, Carlos. ¿Te gustaría que me muera así?
-No me gustaría que te mueras de ningún modo, Silvina. No me gustaría que este momento se muera. Y lo peor, es que lo vamos a matar nosotros.
-No. Lo vamos a dejar morir. Es todo.
-Vos sos todos.
Y ahora los besos que trepaban por el brazo, para dejar caer los cuerpos en un abrazo, en la comunión de sus almas.
Se extrañaban. Se necesitaban. Y lo mejor de todo, es que ahí estaban.
No uno y el otro, los dos y el momento. El momento que se rompió con el reloj despertador que además de ruido, trajo realidad: tantear la cama y que esté fría.

viernes, 22 de octubre de 2010

Acá no importa que mojes tu cama

Un virus, ni vivo ni muerto, infectó a una nube y la hizo estornudar tormentas. Éstas contagiaron a toda la ciudad ahora inundada.
La gente religiosa, desesperada y resfriada, se preocupaba por no escupir al cielo.

Un señor en bote, que imagino tenía sombrero, se entregaba a las improvisadas corrientes marinas y con latas de sardinas, jugaba a la batalla edilicia.
Disparaba o revoleaba su armamento, contra las ventanas de oficinas, que alguna vez habían impuesto tanto respeto, pero que ahora a merced de nuestro capitán, no les quedaba más que caer al nuevo suelo haciendo splall.

Lo maravilloso era que todos se veían de igual a igual. Nadie tenía que levantar la cabeza para hablar, todo estaba a la misma altura y todos sabían que podían hacer cualquier locura.

Se dedicaron a hacer pic nics de agua, a recorrer y charlar a mansalva.
Ni se molestaban en ahuyentar los mosquitos: porque hoy, picaban despacito.

Las monjas y el cura lloraban, era domingo y no había misa. Pero a nadie le importaba, si total la capilla ya estaba toda mojada.

Se festejaba, que por un tiempo no iba a haber lunes:

¡¡Todo gracias a vos, nube!!

Y descorchaban otro vino.

martes, 7 de septiembre de 2010

Un posible entero a esa partecita que vemos

-Está linda la noche.
Y todas esas cosas que puede pensar uno viendo desde un balcón o ventanal, lo linda que se va poniendo la noche.
-A ver qué onda.
El camino empezaba siempre por la misma terraza. Lo que cambiaba era el lado. La vereda. Y por ende la vista, las texturas. No siempre los olores.
Entonces así, desde un punto alto, podía ver, cual emperador a su imperio, como se iban desplegando en la oscuridad, las líneas que dibujadas sobre el aire, formaban su mapa.
Pienso que en vano elegir desde allí el posible itinerario. Puesto que las figuras se hacían abstractas en la perspectiva, y al menos a mí, se me hubiera hecho imposible recordarlas todas.
Caminaba con total naturalidad por las cornisas, sin siquiera mirarse los pies.
Ahora que era grande, sus primeros miedos, quedaron sólo como recuerdos.
Con las pupilas ya grandes de acostumbradas a la poca luz, afianzar el paso se le hacía más fácil. Se veía otra vez el barrio, otras vez las casas, el pasto y las mismas cosas.
Salir a pasear ya no era tanta novedad y aventura. Más bien se había convertido en necesidad, un pedido de la noche, esa que se puso tan linda para seducirlo, invitándolo a recorrerla.
-Éste está bueno.
Se posó sobre el balcón, elegido entre tantos, por su amplitud, altura (por ende de nuevo panorama), pero esencialmente porque no tenía rejas.
Pendulante, su cola colgando, remarcaba la U que había dibujado con el primero de esos movimientos.
La brisa le acariciaba la cara, sacudiéndole los bigotes, y hacía que entrecerrara los ojos.
-Pasa esta nube y arranco. Ya fue.
Al consumarse el hecho, con sus ágiles maniobras supo volver a las líneas del aire, para ubicarse de nuevo en el plano del movimiento.
Pero esta vez el camino estaba pautado: dos a la derecha, seguir recto hasta la de techo azul, y ahí darle derecho por la izquierda.
El camino tenía un destino, pero más que nada un destinatario.
Sus intenciones eran juntarse con la de pelo blanco, para pasar el rato, y quién sabe qué más.
-Por ahí pinta, qué se yo. Si se copa, la verdad, estaría bueno. Yo tengo ganas.
En los últimos tramos aminoraba el paso, y se dedicaba más a mirar hacia los costados. Vigilar, evitar sorpresas.
No es que hubiera algún peligro real, (y si lo había él lo ignoraba por completo) sino que su madurez lo hacía ir más despacio. Cauto.
Justo pegó el último salto (ese que lo arrimaba al parque) cuando la de pelo blanco terminaba de hacer caca.
Ésta lo vio asomarse, y no fue una situación incómoda para nada.
Se acercó, y en otro lugar del jardín, se sentaron a disfrutar de esa noche, que después de todo, era la que había impulsado todo esto.
La protagonista oculta del relato si se quiere… Igual no importa.
Estuvieron así un rato.
-Para mí da.
Empezó los roses de tinte provocativos, esos que usaba como carta de presentación para insinuarse, y la de blanco, bien lo sabía.
Una técnica efectiva, que no resultaba humillante si del otro lado se respondía con indiferencia, o lo que es lo mismo, no se respondía.
En tal caso ambos se daban cuenta de la negativa, y en una complicidad de silencios, el macho abandonaba a la hembra, entendiendo que simplemente no tenía ganas, que quería ir entrando a la casa a dormir en el sillón, o en la cama de alguno de los chicos, y que tal vez otro día.
Así que hoy no. Hoy fue como conté recién.
-Sí, en un punto esta bien. Si no íbamos a colgar bastante después. Y con la paz que hay ahora, me iba a querer matar si tenía que volver de día con todos los ruidos que eso implica.
Disfrutó más la vuelta que la ida, porque se metió por su camino alternativo. Era más largo, pero ahora no tenía apuro. Era temprano.
De nuevo, dio su último salto y llego al punto de partida.
Se metió en el balcón de la familia que lo alimentaba y enfiló para el cuarto de la más chiquita.
-Qué curioso, esta vuelta hice todo por arriba. Ni pisé la calle.

sábado, 28 de agosto de 2010

Yahan Li

Para qué habrás venido…
No sé si sos un amigo, un estado de conciencia, o un viaje en colectivo, pero perdurás en el tiempo. Hoy, y quién sabe hasta cuándo.
Existís, es un hecho; pero no quiero identificarte, no podría.
Si ahora sos libertad porque no te conozco.
Tan Dios como se te antoje, podés ser cualquier cosa mientras no seas ninguna.
Sé que hacerte mortal sería un genocidio. Y todo para convertirte en



Pero si querés que siga, avisame.

martes, 24 de agosto de 2010

El pesado de la comida

Con el amor que una uña le tiene a su dedo, me decido a escribir estas líneas, y a través de ellas, intentaré llegar a tu corazón de alcaucil:

Si supieras, mi algodincito de azúcar, vos que me conociste firme como un fideo crudo, cómo me he cocinado en este agua de tiempo que rompió hervor ya hace mucho, y me ha dejado sin forma, esperándote, cucharita de madera, mientras indiferente, revolvés otros asuntos.
Un pionono que ya no puede abrazar más que a tu relleno, se agrieta entre dulce de leches falsos, que no hacen más que engañar a mi seca esencia, humedeciéndola antes, con un poco de almíbar.
Si me dejaras, mi costillita de cerdo, probar tu tierna carne una vez más, en vez de atragantarme siempre con los huesos de la distancia.
Soy esa cebolla cruda, que no hace más que llorar por adentro, porque sabe no puede rehogase en tu aceite, y dar sabor.
Los tomates están agrios y sin jugo, mi lemon pie con patas, no hacen más que escupirme las semillas en la cara cuando los corto para hacerme una ensalada.
La gelatina no se mueve, hasta llegar en cuchara hasta la altura de mi boca, donde con saltos ornamentales se tira al piso, y yo estoy seguro que es para suicidarse.
Mi tecito de hierbas, nadie entiende este suplicio con gusto a caramelo quemado que me aqueja todas las noches antes de dormir.
Es el frío de media res colgada en el frigorífico, esperando ser cortada y envasada al vacío, lo que se dibuja en mi cama cuando estiro el brazo, y sólo toco almohada.

Oh, mi María Clara batida a nieve, mi latita de arvejas en el congelador.
Sólo te pido que me pases un libro con recetas, para vivir sin tu amor.

Juan José Empalagoso.

lunes, 23 de agosto de 2010

La que fue cadáver en Directorio

Iba a buscar la muerte. Iba buscándola.
Guiada por el rastro nauseabundo que de pronto se transformaba en basura, se movía en zig zag, imaginando así reconocerla.
Pero no era ese olor. Es este otro. Éste que la empuja de un modo más convincente y le asegura ganar, a la vez que pierda todo abruptamente.

Es solamente encontrar el punto. Ese y no otro.
Ese.
Ahí donde el tiempo deja al espacio y no son más el uno con el otro.

Los demás a la expectativa, pero ella no.

Todavía no sé si me lleva, pero sí que viene a toda velocidad, y sobre ruedas.

PD: Qué más podía hacer, es domingo a la noche.

sábado, 21 de agosto de 2010

Tan linda, allá en el cielo

Mientras la luna decide si plateada o amarilla, los aviones de juguete le pasan como mosquitos del espacio.
Pero qué le va a molestar, si es tan buena… No nos da vuelta la cara.
Hace su ronda alrededor nuestro para vernos crecer y nos alumbra un poquito. Nos hace ver las estrellas.
Es luz fría, pero abraza un montón y hace compañía.
A veces llena, pero nunca vacía.

jueves, 12 de agosto de 2010

No sé si te creé o me encontraste

Una nenita que se balancea en una hamaca.
No sé si por el viento o por las piernas.
Una nenita aburrida que se mira los pies, cómo se le entierran en la arena.
No entiende tantas cosas, pero se ríe de muchas otras.
La fuerza que en potencia descansa. Descansa en su cabeza que mira para abajo.
Los piecitos, ¿sabés? En la arena dije.
Si prestás atención, podés escuchar el chirrido de la cadena. Ella no. Porque no está. Está, pero aburrida.
Entonces no se sienta en una hamaca a mirarse los pies. Se arrodilla frente a ese baúl de la cabeza y busca a qué jugar. Pero sólo encuentra aire. Ese que se le acaba de escapar en forma de suspiro.
Porque el aire está en todas partes, pero ella no.
Hasta que algo.
Algo, aunque sea chiquito.
Una pluma, por ejemplo. De las de pajarito, que vuelan más fácil. Que se entregan al viento sin dudarlo, ni siquiera quererlo. Se entregan porque están, sin saberlo.
Y seguirla con los ojos. Aparecer de a poco.
Levantar la cabeza y querer llegar al sol, ese de allá que todavía no se termina de caer.
Llegar de a pasitos, para atrás. Por lo menos ya está acá.
Entonces se empieza a mimetizar con el viento, se zambulle, y es el pelo en los ojos, y las manos apretadas para no caerse.
Con la altura también se despiertan las cosquillas en la panza, y la velocidad que hace de las cosas una U tan vertiginosa. Una sonrisa. Resbalarse por una sonrisa.
Ahora el aire que sale a carcajadas, se desliza por todos lados.
Cerrar los ojos, ponerse horizontal, pero siempre dejando salir así al aire. Qué importa el pelo en el piso, si también está en el viento.
Ir un poquito más allá de las cosas y mirarlas al revés. ¡Las cosquillas en la panza! ¡Suben por todos lados!

Sí, ahora que ya estás, hace lo que vos quieras.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Oraciones de la carta

A las oraciones:
¡Bienvenidas!.
¿Y qué más decirles, si yo las estoy trayendo? Por mí que bien vengan y hagan algo bueno.
Entre bastones y ganchos espero se diviertan y digan lo mejor de sí. (Que sería como de mí, con toda humildad y respeto).
Pobres. Y yo que las traigo a los golpes, si a veces no me salen de golpe. (golpear, pinchar, eso que hacemos todos cuando escribimos).
Amontonadas y bailando en mi cerebro a un ritmo vertiginoso, parece mentira que acá se vean tan quietitas y cansadas. (es que claro, ahora son fotos de mis pensamientos).
Son como personas que crecen, o se quedan en bebés muertos. (de esos que mata Dios porque ÉL sabe lo que hace).
Tienen que venir en familia porque solitas por lo general no les dan bola. (y mejor si tienen de las palabras difíciles)
Están las vedettes viejas, que ya arrugadas perdieron todo sentido. (y siguen con lo mismo, que aburre, no sirve más).
Puede ser una plaga de oraciones y que aún así no digan nada. (agradecidos e indigestados las despedimos con ironía).
Ocupan lugar al pedo, se quejan, te duelen… al final para qué vinieron. (contando que muchas veces ni si quiera alcanzan)…
¡Malditas!

miércoles, 28 de julio de 2010

Al portador

Desde la conciencia nace la invasión,
intuición de hacernos dueños,
prospera indeleble en la superficie moral.
Arrastra y petrifica inocencia.

Lastimoso deseo de victoria
se choca con el techo,
que de inmediato se hace piso.
Contrarresta el apoyo.

No sirve más.

viernes, 16 de julio de 2010

Formas de las formas supremas

Las camas desarmadas me gustan, porque parece que están vivas. Hasta quizás todavía, guardan calor.
Las sábanas, acolchados, frazadas; abultados que parecen cuevas, me dan ganas de meterme.
Y esa oscuridad que existe ahí adentro, es oscuridad que te deja ver lo que quieras.
Pero siempre protegido. Frondoso que parece eterno. Encontrar bordes es un reto. Sábanas y más sábanas.
En bollos pares de medias, o una sola. Porque la otra, quién sabe, está dormida en algún pie.

lunes, 12 de julio de 2010

Eso que le sigue a las cosas

Qué actrices las sombras y las luces que siempre me las creo otra cosa.
Tan complementarias entre ellas que una no existe sin la otra.
Y el piso que se mete y las deforma. Angulosas. Rincones. Contorno y ribete. Bordes.

Con las plantas se viaja mejor

¿A ver si te animás? Dale, tenés que cruzar, tenés que llegar hasta allá.
Porque si hay acá y allá, hay frontera.
¿Y sabés que la delimita? Varias hileras de leones, todos ellos en fila. Leones que te quieren comer crudo, sólo con girar la cabeza y mirar esos ojos brillantes de ira te das cuenta que te quieren comer, te lo aseguro. Escuchalos rugir.
Dale, cruzá. Cruzá que te ampara una lucecita que se respalda en un acuerdo tácito… entre humanos. Y eso le hiela la sangre a cualquiera.
Humanos que dependen de otros para salir vivos. Y estos últimos montando a esos leones.
Pero cruzá. Dale que tenés luz verde.

martes, 29 de junio de 2010

Universo

Una estrella murió estallando y quedó atrapada en tiempo y espacio, reencarnando en una persona que se ve a ella misma, todas las noches en el cielo, siempre y cuando no esté nublado.

viernes, 18 de junio de 2010

Kch plin

Los extremos en un punto se tocan y sacan chispas, o a veces lágrimas. Porque la mamá de una lágrima es un sentimiento, y el abuelo tantas cosas...
Pero la familia a un lado, y se resbala por la cara. Decide alejarse, como máxima expresión.
Te la tragás, la apoyás en un pañuelo, pero no la podés ignorar porque te hizo ver borroso.
Todo eso que tenías tan claro y nítido en tu retina, ahora se volvió una mancha indefinida.
Pero que importa, si el sentimiento te explica, te hace entender. A su manera, manchando todo, pero le creés y eso basta para seguir llorando.

sábado, 5 de junio de 2010

Adentro en la maceta

Callada y quietecita
la planta en el rincón.
Se riega con lágrimas,
pero nadie sabe por qué.

Separada está la planta
esperando renacer.
Escaparse sigilosa,
llena de tierra en los pies.

Hojas, tallo,
nunca flor.
Seca la planta espera,
el calor del puto sol.

jueves, 3 de junio de 2010

Las imágenes, no sé

Agosto de sombra, cuerpo oscuro, leer en el piso,
aferrarse a la silla para no caer en desgracia.

Amenaza flotante, que acecha. Disminuye.

Trae tirado el sueter, tejido abierto con un botón.

Leche derramada añeja, se queja sola en la habitación.

Y yo que espero desde junio,
probando a secas,
el chapuzón.

miércoles, 2 de junio de 2010

Lápiz y papel para el tren

Por lo general cuando hay un lápiz, me falta papel.
Lo bueno es que mis compañeritos de viaje, hoy no corrieron con la misma suerte.
Ahí estaba el vendedor, que ofrecía lápiz, lapicera y firbón, y mamá que además de concretar la transacción con éxito, improvisó un cuaderno que complementaba perfecto. Lo usamos por turnos, claro, porque nosotros somo dos, y el cuaderno es uno solo.
Empezó el más chiquitito de los hermanos a trazar líneas, mientras el más grande, que estaba sentado adelante, se arrodillaba en el asiento y giraba para mirar.
En seguida la situación fue a la inversa: mejor dibujaba yo así él después lo pintaba. Le dije a mamá que no importaba que no hubiese colores, de gris iba a quedar igual piola.
El dibujo era como de caricatura japonesa, con un gesto muy enojado y un trazo irregular y picudo que parecía de fuego. Ahí está, ya le podés pintar el ojo.
La verdad que debe ser por algo que yo no tengo papel, porque un dibujo así no me hubiera salido, y en tal caso tampoco tenía a nadie para que lo pinte.
Nació en Caseros y debe haber terminado en San Miguel. Pero nunca me voy a enterar porque yo me bajo en Palomar.

domingo, 30 de mayo de 2010

Ya estoy, gracias

Ahí estaba la lucecita en la punta del edificio que me hizo acordar que tenía atado el cielo como una capa.
Me cubría la espalda del frío y me hacía volar, pero no sé bien por donde.
Se me arruga en charquitos de agua que seca el sol y la luna humedece.
Pero todo esto es tibio, liviano. Volar.

lunes, 17 de mayo de 2010

Abrigame

Con un abrazo,
que tengo miedo.

jueves, 13 de mayo de 2010

Sensación de cerrar los ojos

El pelo marrón, casi de chocolate, se tira hasta la cintura y cuelga de cabeza, o de piernas estiradas.
Se tuerce, se hace nudo o un rulo.

Pero más arriba la cabeza.
La cabeza frágil de porcelana que hace fuerza para no caerse al piso lleno de pies que patean, pisotean, bailan tap. Se tropiezan con la cabeza.


Las ideas que se caen por las orejas, se difunden por el aire de sol, en la plaza, en el pasto, con vos. Que es tan lindo tenerte al lado.

Bosquejo de una imagen imprecisa que se deshace en el camino, antes de saber que no iba a llegar a ningún lado.

jueves, 29 de abril de 2010

Intento 5

En el corte de un borde
el punto se cae del molde,
gana la forma del piso y se va para atrás.

Recorre dichoso el extremo,
se filtra hasta el próximo suelo,
confiando que empiece de nuevo.

Con bronca y empeño se frustra,
gritando porque no le gusta.
Se enoja conmigo que escribo,
escribo y lo hago existir.

viernes, 23 de abril de 2010

No, al contrario

No te apures a decir nada que todavía no se me cae una idea.
Lo único, que tenía ganas de escribirlo.

De otoño a octubre solamente hay primavera y hojas en el piso.

Aaah de suspiro por las nubes que se mueven en el viento.
Me río de que cante. Me da risa.

Claustrofobia al cielo.

De repente se interrumpe porque lo envuelve el vacío.

Aaah de suspiro por llenar el alma de los inocentes.
¡Qué bello! ¡Qué vellosidad se escapa entre los mocos!

No es que quiera seguir suspirando pero,
mejor te miro de arriba y me río de vos.

lunes, 12 de abril de 2010

¿Qué no?

¿Qué no? ¿Ese que decís en mayúsculas para pinchar con la N mientras te escondés en la O? ¿Ese que resbala despacio por los labios y ni espera llegar al piso para deshacerse de tan débil? ¿Cúal? ¿El que no entendés pero te enseñaron? ¿Uno que decirlo sólo cuesta aire para luego cobrar vidas?
Decime si no es el que decide mientras tiembla y transpira duda.
Que está solo, y es capricho. Pero tiene tanto poder, que logra callar a un ejército de razones con su sola presencia.
Esos que duelen y hacen mal a todos, pero no lo mismo.
Hay uno que es un disfraz y todos son un portazo. Porque cada vez que uses alguno, vas a cerrar una puerta.
Pero dejás la ventana, por donde se puede espiar que hubiera pasado si...

martes, 16 de marzo de 2010

Se me cayó de las manos

Dibujar palabras como escribiría una línea, en un papel bailando.
La veo entre curvas que avanzan, con la punta y raíces. Flotando.
Mejor sin mirar, cierro los ojos y exploro con ellas. Volver a nacer.
Descubrir de nuevo cada sensación sin mirarse al espejo.
Movimientos delicados, emergen de algún lugar y se hacen algo que soñé y estoy viviendo ahora.
De colores, con textura y con olor. Me llenan, llevan en el aire, por un papel que quizás no exista o no se pueda ver.
Ya estoy perdida y a esta altura no sé qué es cada cosa, qué hacer con todo esto.
Esa línea es la que me lleva y sigo flotando, te juro que no toco el suelo, es el papel.
Alguien más tomó el control, o simplemente soy yo que lo dejé de lado.
Y qué más, porque hay más pero no sé, y quizás por eso me guste tanto.
Las líneas, siguen dibujando cosas en mi cabeza que me gustaría ver, me gustaría ser.
Ya está, voy saliendo despacio pero otra vez, la canción que se apura, no, el tiempo es perfecto, nada está mal, las palabras que brotan, y no soy yo la que dice, son ellas viviendo a través de mí, que saltan, se apresuran en la mano, estaban ahí, pero no sabían como salir, y ahora que empezaron a volar les gusta, quieren vivir eternamente en un papel, flotando, viviendo, escribiendo, diciendo, volando, haciendo líneas que no sé si están, si se fueron o si alguna vez existieron. No quiero mirar, es todo lo que hay y que sea, que termine de nacer que crezca se pierda, que haga lo que quiera. Yo estoy acá y cuando quieren me usan, como ahora que me tiembla el pulso y hasta acá.

Yo en pedacitos

Es no poder hacer vibrar el aire lo que me hace doler el cuerpo.
En algún lugar del alma, supongo las palabras, estarán clavadas como estacas de metal, inherentes, frías, muertas de miedo.
Y yo, que no las sé leer me asusto de estar sola, con el agua que se cae y no deja de salir.

Escupo la respiración entrecortada con sobresaltos en el pecho que se acalambra y me pide paz, pero no me dice nada.

Ya no pesa el cuerpo, está vacio. Débil, la fuerza se resbala por la punta de la nariz, hasta el piso en caída libre y nace el reflejo tambaleante, que soy yo en pedacitos.

martes, 23 de febrero de 2010

Sólo crece

Seguro que todo es mucho más simple. Si ahí estaba el árbol, saliendo por la ventana, sobrepasando las rejas… no le importaba. Él quería hacer eso, así de sencillo, y lo hizo.

Nadie le habló de ideales, ni le llenó la cabeza. Es ramas y hojas que son libres y crecen. Crecen donde quieren crecer.

Todavía nosotros con pies y con manos no nos damos cuenta de lo que podemos.

En cambio cerramos las puertas con llave y ponemos rejas a las ventanas. Esas rejas que son las limitaciones que nos hacen ver el mundo como un rompecabezas. Esos imposibles de mil piezas.

Y todo es tan simple.

Cuando salga de mi semilla quiero ser ese árbol. Ese que sólo crece.

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(Las fotos las afané de acá. Quería sacar las mías, pero nunca llevé la cámara. Permiso, eh)


De ahí a acá, ahora

Ay, el día que los nudos en el pecho exploten
Se diluyan por el aire y sean flor.

En otra vida se transformen en galaxia
Para después ser canción.

Si tu forma apareciera por escupir letras al azar
Se fugara conmigo a descubrir la eternidad.

Deteniendo el tiempo, pero con vos.
Trepando la luna, sin hacer pie en la oscuridad
Me ahogo en tus ojos y ya está.

jueves, 18 de febrero de 2010

Formas, nada más

Hay algo que no va a tomar forma y soy yo.
Me derramo por el piso, agarro canciones que no son mías y las grito.

Vibra el aire que suena, pero nada más.
Moja el piso que absorbe, pero nada más.

Me evaporo y formo nubes.

Entonces me escurro por el aire que vibra, mojo el piso: me absorbe. Y así desaparece mi forma en gritos de canciones que agarré y no son mías.
Nada más.

martes, 16 de febrero de 2010

Pero el nudo que aprieta

Quisiera escribir algo tan lindo, que ya ni parezca que es mío.
Quisiera escupir letras hasta desaparecer en la hoja.
Quisiera saber qué es lo que me paraliza para patearle la cara.
Quisiera ser una nota así puedo vibrar en el aire.
Pero lo que más me gustaría, es algún día, querer ser yo todo el tiempo.

lunes, 8 de febrero de 2010

Al árbol en colectivo

La rara sensación de deslizarse en el tiempo mientras estoy quieta, es ese temblor que no me deja el pulso firme en esta máquina de tiempo-espacio.
Se convierte en una cápsula que parece aislada, con su mundo interno que nace de historias ajenas compartidas acá.
Más de una, ya es un todo que somos todos. Aunque no quiera. Pertenezco.
De un tronco firme y común que es el camino, se disparan como ramas los destinos de los individuos. Los individuos como hojitas.
Descubre tu vuelo al fin, descubre tu vuelo al fin, tu vuelo al fin, tu vuelo al fin.

lunes, 25 de enero de 2010

.

Un granito de arena, ese de la superficie, que quiere sentir como lo transporta el viento.
Yace en el medio, nada importante. Tibio, seco, a veces enterrado, pero nadie se da cuenta.
Y las demás son personas. Cada tanto juego que soy persona, hasta que arena. Siempre un granito de arena. Justo que me había olvidado… me vi reflejada en el mar o en mi casa y me conocí realmente.
Con suerte alguien me guarde en su zapato, (sin querer, claro) en un dedo, debajo de la uña, y así no me siento tan sola, pero cuando se dan cuenta que estoy me echan, molesto. Empiezo a raspar y saco alergia.
No los culpo, soy un granito de arena. No sirvo de nada al ratito.
Chiquito, insignificante el puntito, así nació y así va a morir. No inventen eso de crecer, no es para todos.

Rimas idiotas de una tarada

Media Luna en el cielo,
Yo, medio su sombra en el suelo.

Una polilla en mi almohada.
Mojada.
Sigo callada.

Tripas del Sol en enero,
se refugian donde yo quiero.

Todo está ahí, por debajo.
Vida y muerte conviven, espacio.

Un todo de olas y espuma.
Ahí el tiempo se esfuma.
Ese que se cree tan grande, no es salado.
Sólo el espejo de lo que alguien había pensado.

¿Qué más le querés agregar a esta porquería?
Dejá que muera, es una fantasía.

Y vos,
Sacate los zapatos para entrar.