No podemos ser lindos todo el tiempo.
Y eso no me preocupa.
Me divierte.
Me gusta cuando jugamos a ser feos porque no nos sale.
Hay sonrisas que no se pueden disfrazar ni ocultarles el brillo. Entonces cuando nos queremos acordar ya somos hermosos de nuevo.
Y si nos empezamos a descubrir a los besos, la piel se vuelve nube y nos fundimos en una forma difusa y amorfa que va cambiando de lugar en el tiempoespacio.
Ya nos sabemos tortuga, árbol, tierra y sol. Pero todavía no pude encontrar las palabras para decirte todo lo todo que sos.
martes, 18 de enero de 2011
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