jueves, 30 de julio de 2015

Seamos libres, que lo demás no importa nada

Seamos libres: seguro. No puedo creer que haya que planteárselo siquiera. Debería ser así. Siempre. Aunque aún no pueda definir, establecer la libertad con certeza: seamos libres, siempre.



Pero que lo demás no importe nada, ¿cuántas veces se ponen esos huevos u ovarios en una decisión?

Yo quiero recalcar(me) ese ímpetu, ese paradigma para encarar lo que sea.

¿Hay una escala de valores para establecer prioridades del todo o nada?

Nada, no importa nada. Abocarse de lleno a ese fin.

Eso para mí es lindo.

Hermoso.



Poesía de esas que revelan. ¡PERO QUE NO QUEDE EN UNA VITRINA, POR FAVOR!



Sí, el fin puede ser una cagada. Pero ya descuento las malas intenciones. Juguemos a que el mundo no es mundo, concebime ese changüí aunque sea en este par de píxeles.



Que lo demás no importa nada. Que fuerza, que entrega, que determinación. No sé si la voy a poder despegar de mi mente. Al menos no pude desde hace algunos días.



Y me da fuerzas.

Trascender que le dicen, ¿no? Si es como me contaron la dijo San Martín en el 1800 (y pico) y hoy yo la sigo pensando, y hoy me sigue haciendo ruido.

Y me da vergüenza que me dé escalofríos desde la comodidad de mi hogar, y el tipo cruzando la Cordillera.


Pero seamos libres, que lo demás no importa nada.


Y de nuevo.