El pelo marrón, casi de chocolate, se tira hasta la cintura y cuelga de cabeza, o de piernas estiradas.
Se tuerce, se hace nudo o un rulo.
Pero más arriba la cabeza.
La cabeza frágil de porcelana que hace fuerza para no caerse al piso lleno de pies que patean, pisotean, bailan tap. Se tropiezan con la cabeza.
Las ideas que se caen por las orejas, se difunden por el aire de sol, en la plaza, en el pasto, con vos. Que es tan lindo tenerte al lado.
Bosquejo de una imagen imprecisa que se deshace en el camino, antes de saber que no iba a llegar a ningún lado.
jueves, 13 de mayo de 2010
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