miércoles, 10 de octubre de 2012

Por su nombre

A Caribal se le cayó su nombre entre las hojas.

Se agachó a buscarse, pero mientras tanto perdió otra cosa.

Cada paso era una incógnita, y un tropiezo algo normal.

Temor, angustia y paciencia no se presentaban como siempre. No se le entrecruzaban por los dedos haciéndole un nudo fuerte hasta los tobillos.

Simplemente pasaban y se perdían por ahí.

En un momento se le ocurrió dar un salto, pero se vio suspendido. Lo sujetaban desde arriba sin dejarlo apoyar.

No había superficie, ni horizonte.

Cada tanto algo se movía. Pero no sabía si era él o esa cosa que lo sostenía.