martes, 29 de junio de 2010

Universo

Una estrella murió estallando y quedó atrapada en tiempo y espacio, reencarnando en una persona que se ve a ella misma, todas las noches en el cielo, siempre y cuando no esté nublado.

viernes, 18 de junio de 2010

Kch plin

Los extremos en un punto se tocan y sacan chispas, o a veces lágrimas. Porque la mamá de una lágrima es un sentimiento, y el abuelo tantas cosas...
Pero la familia a un lado, y se resbala por la cara. Decide alejarse, como máxima expresión.
Te la tragás, la apoyás en un pañuelo, pero no la podés ignorar porque te hizo ver borroso.
Todo eso que tenías tan claro y nítido en tu retina, ahora se volvió una mancha indefinida.
Pero que importa, si el sentimiento te explica, te hace entender. A su manera, manchando todo, pero le creés y eso basta para seguir llorando.

sábado, 5 de junio de 2010

Adentro en la maceta

Callada y quietecita
la planta en el rincón.
Se riega con lágrimas,
pero nadie sabe por qué.

Separada está la planta
esperando renacer.
Escaparse sigilosa,
llena de tierra en los pies.

Hojas, tallo,
nunca flor.
Seca la planta espera,
el calor del puto sol.

jueves, 3 de junio de 2010

Las imágenes, no sé

Agosto de sombra, cuerpo oscuro, leer en el piso,
aferrarse a la silla para no caer en desgracia.

Amenaza flotante, que acecha. Disminuye.

Trae tirado el sueter, tejido abierto con un botón.

Leche derramada añeja, se queja sola en la habitación.

Y yo que espero desde junio,
probando a secas,
el chapuzón.

miércoles, 2 de junio de 2010

Lápiz y papel para el tren

Por lo general cuando hay un lápiz, me falta papel.
Lo bueno es que mis compañeritos de viaje, hoy no corrieron con la misma suerte.
Ahí estaba el vendedor, que ofrecía lápiz, lapicera y firbón, y mamá que además de concretar la transacción con éxito, improvisó un cuaderno que complementaba perfecto. Lo usamos por turnos, claro, porque nosotros somo dos, y el cuaderno es uno solo.
Empezó el más chiquitito de los hermanos a trazar líneas, mientras el más grande, que estaba sentado adelante, se arrodillaba en el asiento y giraba para mirar.
En seguida la situación fue a la inversa: mejor dibujaba yo así él después lo pintaba. Le dije a mamá que no importaba que no hubiese colores, de gris iba a quedar igual piola.
El dibujo era como de caricatura japonesa, con un gesto muy enojado y un trazo irregular y picudo que parecía de fuego. Ahí está, ya le podés pintar el ojo.
La verdad que debe ser por algo que yo no tengo papel, porque un dibujo así no me hubiera salido, y en tal caso tampoco tenía a nadie para que lo pinte.
Nació en Caseros y debe haber terminado en San Miguel. Pero nunca me voy a enterar porque yo me bajo en Palomar.