jueves, 12 de agosto de 2010

No sé si te creé o me encontraste

Una nenita que se balancea en una hamaca.
No sé si por el viento o por las piernas.
Una nenita aburrida que se mira los pies, cómo se le entierran en la arena.
No entiende tantas cosas, pero se ríe de muchas otras.
La fuerza que en potencia descansa. Descansa en su cabeza que mira para abajo.
Los piecitos, ¿sabés? En la arena dije.
Si prestás atención, podés escuchar el chirrido de la cadena. Ella no. Porque no está. Está, pero aburrida.
Entonces no se sienta en una hamaca a mirarse los pies. Se arrodilla frente a ese baúl de la cabeza y busca a qué jugar. Pero sólo encuentra aire. Ese que se le acaba de escapar en forma de suspiro.
Porque el aire está en todas partes, pero ella no.
Hasta que algo.
Algo, aunque sea chiquito.
Una pluma, por ejemplo. De las de pajarito, que vuelan más fácil. Que se entregan al viento sin dudarlo, ni siquiera quererlo. Se entregan porque están, sin saberlo.
Y seguirla con los ojos. Aparecer de a poco.
Levantar la cabeza y querer llegar al sol, ese de allá que todavía no se termina de caer.
Llegar de a pasitos, para atrás. Por lo menos ya está acá.
Entonces se empieza a mimetizar con el viento, se zambulle, y es el pelo en los ojos, y las manos apretadas para no caerse.
Con la altura también se despiertan las cosquillas en la panza, y la velocidad que hace de las cosas una U tan vertiginosa. Una sonrisa. Resbalarse por una sonrisa.
Ahora el aire que sale a carcajadas, se desliza por todos lados.
Cerrar los ojos, ponerse horizontal, pero siempre dejando salir así al aire. Qué importa el pelo en el piso, si también está en el viento.
Ir un poquito más allá de las cosas y mirarlas al revés. ¡Las cosquillas en la panza! ¡Suben por todos lados!

Sí, ahora que ya estás, hace lo que vos quieras.

2 comentarios:

  1. brillante de una manera tan que no me saldría que te lo digo con toda la mala onda

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  2. Julia muy encantó tu blog, no leí todos los post, pero leí algunos y se nota cierta ternura que se deshace en las palabras cuando terminas la oración, como un buen lechón horneado, para ser groseramente ilustrativo...
    Me encantaría que participes en Buscando el escritor oculto, pasa por Escondete! para curiosear un poco. Bueno, saludos Mauro!

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