Las palabras nos quedan en paralelo, mientras la realidad nos golpea de frente. De lleno en la cara, la nariz y los ojos.
Las orejas no. Están tapadas. Pero la música viene de adentro.
De adentro de un bolsillo
De adentro de un mp3.
Un malón calmado, ganado, responde a la fila y al no tirarse al piso.
Descansa. Se cansa.
Una a uno el escalón. Hall. Escalón. Escalón y estación de nuevo.
Ya se hizo subte otra vez. Me meo. ¿Cuándo para esto?
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Muy bueno el poema Julia.
ResponderBorrarMe gustan los poemas callejeros.
Saludos Mauro.