Entonces resulta que son todos ratitos. Todo dura un rato, menos yo que soy para toda mi vida.
Se va escribiendo de a pedazos sobre una hoja que soy yo.
Pero en los espacios en blanco qué.
No quiero terminar el párrafo, o ya quiero que llegue el que sigue. Pero sola no.
Sola me pongo a llorar y pienso.
No me encuentro, o no sé qué estoy buscando.
Hola, soy yo. ¿Y qué hago?
Entonces reescribo todos esos pedazos que me gustaron.
Les hago notas al pie y sonrío. Los espero de vuelta.
Hay gente que es muy linda y me escribe muy bien. Me deja muchos párrafos para sentir otra vez.
Pero ahora no tengo ganas de nada y no puedo dejarme en blanco.
Qué sé yo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Tenés que leer el libro de Clarice Lispector que estoy leyendo en este momento, me parece que te va a encantar !
ResponderBorrarMe encantó!
Me dan ganas de decirte algo que se me ocurrió leyéndote y es que somos muchos yoes a lo largo de toda la vida... Y también somos esos espacios en blanco...
Eso, nada, unos rulos al viento que cruzan la autopista a estas horas de la madrugada...!