
Nadie le habló de ideales, ni le llenó la cabeza. Es ramas y hojas que son libres y crecen. Crecen donde quieren crecer.
Todavía nosotros con pies y con manos no nos damos cuenta de lo que podemos.

En cambio cerramos las puertas con llave y ponemos rejas a las ventanas. Esas rejas que son las limitaciones que nos hacen ver el mundo como un rompecabezas. Esos imposibles de mil piezas.
Y todo es tan simple.
Cuando salga de mi semilla quiero ser ese árbol. Ese que sólo crece.
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(Las fotos las afané de acá. Quería sacar las mías, pero nunca llevé la cámara. Permiso, eh)