El tiempo que dura una canción, el tiempo que tardan las palabras en romperse es el tiempo que nos rige.
Nos moldea, esclavos de su eterna presencia, a su voluntad infinita que un día nos hará morir.
Es idea que nació con el hombre, pero existió desde siempre.
Crea y destruye.
Tantas veces infinito como insuficiente.
Inútil desafío frente a la bestia todopoderosa que gigante aplasta y diminuta persigue.
Se ríe y nos deja jugar inmortales en el refugio de la indiferencia. Imposible.
Nada es eterno, sólo vos. Para siempre y desde siempre acechando.
Tiempo que perdura en el tiempo.
Constante, no deja de avanzar, constante, no se detiene, constante, perpetuo.
No dejo de luchar y ya sé que estoy vencida.
Sos amplio, abrumador y me ahoga. No se puede respirar. No hay espacio que no cubra. Es en todos lados.
El universo rendido a tus pies porque sabe que se acaba.
viernes, 18 de septiembre de 2009
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